La fuerza interna del cosmos en una pluma

La fuerza interna del cosmos en una pluma
Como la naturaleza, el alma bacilante...

domingo, 12 de septiembre de 2010

Improvisación furtiva de una noche de insomnio


Decidí no luchar más en medio del terror oscuro de la luz apagada, la cama gigante, la almohada que se calienta y rechaza. Decidí rendirme a este vampirismo involuntario de noches eternas y días confusos. Decidí dejar de dar alaridos mudos de desespero contenido. Decidí que el mundo gira entre la claridad y la penumbra y que ha sido demasiada claridad que compenso ahora con penumbra.

La noche es de putas y bohemios o de bohemios con putas. Pero esta soledad me deja sin putas, sin vino, sin sueño. Entonces saco mis apuntes añejados, llenos de palabras de tinta diluída por mocos y lágrimas. Melancolía, nostalgia, desilusión, añoranza, anhelo, pasado... tantas veces repetidas, en tantos contextos, con tantas tintas diferentes... pero siempre ahí, por lo menos una vez en cada página. Retazos de poemas e intentos de novelas. Esperma de vela, cabellos de antaño. Mi reflejo allí, en letras descoloridas y rimas incompletas.

¿Seré tristeza? Me leo y me leo y sólo sonrío por la ironía al ver que nada allí causa una sonrisa ¿Seré amargura? No lo sé, pero siento un desgarro en cada oda concluída.

El viento lacera la ventana que me grita que afuera está oscuro... que hace frío. Repaso de nuevo el techo que me es ajeno, que hasta ahora lo descubro pero que es igual a otros techos en otras noches de insomnio. La pared, la puerta, la lejanía. El silencio, la noche, la melancolía ¿Es mi mente un refugio del dolor humano esparcido en unas letras? ¿Es mi espíritu un catalizador de sentimientos lúgubres que pululan en el aire? No lo sé... no sé nada. Sé que es rancio mi pulso frenético contra este teclado. Sé que es rancia mi mirada acá clavada y sé que ya no me sorprende tanta ranciedad. Citaría más rancios si los hubiese leído. Presumo más de lo que leo, pero me cuido de aprenderme bien los títulos y los autores para poder presumir.

Mato la noche con estas letras esperando el rayo de primavera que me diga que otra vez fui un noctámbulo del puerto que no veo. Incoherencia, vaguedad, locura. Soledad, meditación... nada me rima con locura... quizás cura... pero mentiría... aún más. Soy un convicto de la noche, confinado en sus paredes negras de puntos blancos intermitentes. Disfruto la inclemencia con la que el viento ataca mi ventana y me asomo para que el frío me congele los mocos que ya empiezan a salir. Miro mis apuntes de nuevo y no entiendo cómo puedo cargar con algo tan liviano pero que pesa tanto. No escribo, dibujo lastres. Esto me rima con desastre.

He percibido el fracaso no como una opción desafortunada, preámbulo del ocaso. Creo que es mi forma de vida analizada y escogida. Es la matriz de mis letras, la madre de la mediocridad a la que me aferro como un lema de revolución que atenta contra la perfección de este mundo civilizado. Génesis de melancolía, nostalgia, desilusión, añoranza, anhelo, pasado y cada página que reposa en mis apuntes revejidos.

La noche no me suelta porque soy su hijo. Soy hijo de la oscuridad irresponsable, bastardo de las estrellas ocultas tras la luz de la ciudad. Una amalgama opaca de adversidad. La perfección vive de día, la sordidez en la noche. El yang es blanco, el yin es negro. Morfeo me odia y sólo puedo dormir cuando se va.

Cargo un baúl lleno de objetos densos y siniestros, plagados de historias sombrías. Apuntes viejos, locura desatada, bilis expelida... cuán gelatinosa es mi noche. Cómo me ha vapuleado y cómo le pongo la carota para que me siga lastimando.

El tic tac del reloj es un punzón incisivo. Sé que es redundante. Quiero redundar. Un bebé llora en el piso de arriba y unos pasos cansados acuden a él. Ese insomnio es divertido, previsible, ensayado... amoroso.

Disparo letras y disparates, injustos para quién lea, que si ha llegado hasta aquí... qué digo... ¿bendito sea?

4 comentarios:

  1. Bravo!.. bravisimo! ... que delicia leerte de nuevo, me recuerdas?... me habia alejado un poco de todo, interrumpiendo mi cotidianidad con un poco de esto, y un poco de aquello... que buena entrada, muy acertada para aquellos que tenemos un insomnio prolongado aun estando "dormidos"...

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  2. Hola Lola... claro que te recuerdo, después de tu última torta de chocolate muchos moríamos de inanición. Ahora nos consuelas con un poco de trigo. Qué bueno tenerte de vuelta, qué grato que me leas de nuevo y que bello que compartas tus insomnios con los míos en esta penunmbra de pesimismo inspirador. Un abrazo fuerte y gracias por volver.

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  3. Que magnificas "babosadas", te felicito, definitivamente eres virtuoso escribiendo, deberías pensar en un libro

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  4. jajajajaja... gracias por disfrutar mis babosadas hermano. Siempre pienso en un libro, pero las editoriales no piensan en mí... jejejeje... un abrazo colombiano desde lejos.

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